Idea:

Michel Foucault no pensó el cine, quizá nunca le interesó, es más, hasta le incomodó reflexionar sobre su materia. Es extraño que uno de los mayores filósofos del siglo XX no haya pensado sobre un arte de su siglo. Pocos filósofos más hijos de su tiempo que Foucault. ¿Por qué este desencuentro que no es tal en otros pensadores contemporáneos? Gilles Deleuze dedicó dos tomos descomunales a reflexionar sobre la imagen cinematográfica, Slavoj Zizek hizo del cine su juguete de reflexión pop para exponer su hegelo-marxismo-lacaniano, Jacques Rancière vio en el espectador emancipado un elemento clave de la realidad a ser pensado. ¿Por qué no Foucault?

Es motivo de interrogación en varios analistas de la obra foucaultiana esa ausencia: el filósofo francés escribió sobre literatura y pintura profusamente. No sobre cine. Pero no hay que ser tajante: los espacios vacíos y las redes de insterticios son clave en Foucault. Su obra no es más que el intento logrado de mostrarnos las costuras, las luchas específicas y los conflictos de origen que nos permiten dar cuenta que la verdad es solo un efecto del poder.

En verdad Foucault sí pensó el cine. Fueron diez textos breves, entre 1974 y 1982 presentes en Dits et écrits. Dos de ellos textos escritos de su puño y letra, ambos publicados en Le Monde: un artículo del 16 de octubre de 1975 titulado Hacerse los locos y otro llamado Las mañanas grises de la tolerancia (23 de marzo, 1977). Allí habla de Pasolini y poco más. El resto de los textos son entrevistas, y aquí está lo sustancial, a saber: una fundamental realizada por Cahiers du cinéma (con Pascal Bonitzer, Serge Daney y Serge Toubiana), y otras con Hélène Cixous, Gerard Dupont, René Féret, P. Kané, G. Gauthier, B. Sobel y un diálogo (solicitado por el propio filósofo) con el director alemán Werner Schroeter (de 1982).

De estos textos se puede inferir no una teoría pero sí al menos una lectura determinada de lo que el cine es para Foucault, a saber: un modo “molecular” de pensar la historia, quizá su medio ideal. La idea de historia foucaultiana, completamente antimarxista, va de suyo con el cine como medio de representación. ¿Qué entonces es el cine para Foucault? Dos cosas: por un lado, un modo de des-organizar los cuerpos, por otra parte, el espacio para visualizuar procedimientos de poder en historias pequeñas y anónimas.

Siguiendo estas ideas, en este curso teórico-práctico analizaremos cuatro films que Foucault pensó y que contrastaremos con sus reflexiones: La muerte de María Malibrán de Werner Schroeter (1974), Portero de noche de Liliana Cavani (1974), Saló de Pier Paolo Pasolini (1975), Hitler, una película de Alemania de Hans Jürgen Syberberg (1977).

 

 

 

 

Programa:

 

Clase 1. Foucault y el cine: una ascesis fílmica

El momento reflexivo de Michel Foucault sobre el cine (1974-1982). Corpus de textos y films que analiza. La mirada foucaultiana sobre el cine: la imagen y el deshacer de los cuerpos. Idea foucaultiana del cine: ni técnica ni estética, un dispositivo visual y sonoro para mostrar lo anómalo de los cuerpos. Historias mínimas y anónimas vs. historias épicas y heroicas. Anarquía y desjerarquización de los cuerpos desde la cámara. Los géneros cinematográficos predilectos al ojo de Foucault: político, erótico y pornográfico. El cine como erotización del poder.

-Bibliografía M. Foucault:

(2011) Foucault va au cinéma, selección de textos e introducción Patrice Maniglier y Dork Zabunyan, Paris: Éditions Bayard.

[(2012) Traducción castellana de Víctor Goldstein: Foucault va al cine, ed. Maniglier, Patrice y Zabunyan, Dork, Buenos Aires: Nueva Visión.]  

Selección de Dits et écrits.

 

 

Clase 2. Análisis:

La muerte de María Malibrán de Werner Schroeter (1974) y Portero de noche de Liliana Cavani (1974). 

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Clase 3. Análisis:

Saló o los 120 días de Sodoma de Pier Paolo Pasolini (1975).

 

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Clase 4. Análisis:

Hitler, una película de Alemania (1º Parte) de Hans Jürgen Syberberg (1977).

 

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